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La historia detrás de la historia

OUR STORY

En realidad, yo también creo que los hay. Grandes tesoros, olvidados desde hace siglos y esperando ser encontrados algún día.

Algunas de las cosas que cuento en esta página las puedes ir descubriendo en Hugo Norwood: La Mansión del Acantilado. No son spoilers, pero puede que prefieras leer el libro antes.

---Tía Isabella

Hugo Norwood: La Mansión del Acantilado

En los siglos XVI y XVII los mares estaban llenos de barcos cargados de tesoros, que transportaban sus riquezas desde las Indias o las Américas a las capitales europeas. No eran viajes sencillos: a las ya de por sí duras condiciones de la época (semanas o incluso meses de navegación hacinados en espacios pequeños, peligrosas tormentas, enfermedades…) había que sumar la densa presencia de piratas y bandidos de todo tipo, siempre al acecho.

Aunque no siempre los botines consistían en oro y joyas, es lógico pensar que algunos de esos piratas podrían llegar a acumular enormes fortunas, que tendrían que esconder en algún lugar. Pero la vida de un pirata no estaba exenta de peligros, incluida por supuesto la muerte en la horca. En ese caso, ¿quién recuperaría sus tesoros?

Todos lo hemos imaginado alguna vez. ¿Hay algo más emocionante que encontrar un viejo mapa con una pista, un acertijo cuya solución nos revele la localización de un tesoro? ¿Y si el mapa no fuera solo un montón de líneas sobre un trozo de tela, sino que fuera algo más? Toda una mansión, por ejemplo. Construida por un viejo pirata antes de morir como un enorme acertijo, con la promesa del mayor tesoro jamás visto si lograses descifrarlo.

En La Mansión del Acantilado, Hugo, Sarah y Jeff se lanzan en buscan del tesoro de un misterioso pirata inglés llamado John Taylor. Según una de las cartas que encuentra Hugo, se trata de “el mayor tesoro que jamás haya existido. Un tesoro que ni el mismísimo diablo podría concebir, y por el que cualquier mortal perdería la cabeza.” En el libro también menciono a Olivier Levasseur, un temido pirata francés. Pero ¿quiénes eran en realidad estos dos personajes?

Sigue leyendo si quieres saber más sobre tesoros piratas... También encontrarás aquí:

La verdadera historia de John Taylor y Oliver Levasseur

El tesoro del Capitán Kidd

Imagen de Carlos Soler @csolink

John Taylor y Olivier Levasseur fueron piratas reales. Ambos navegaron juntos por el Océano Índico, hará unos trescientos años. Su historia es sin duda uno de los relatos de piratas más fascinantes que existen; pero como todas las historias de piratas, los límites entre realidad y leyenda son, cuando menos, borrosos.

Comencemos por Levasseur, apodado El Gavilán. ¿Es cierto que antes de ser ahorcado desafió a los asistentes a encontrar su tesoro, lanzándoles un mensaje codificado que nadie ha podido descifrar aún? Probablemente no, aunque solo sea por el hecho de que los condenados a la horca solían tener las manos atadas a la espalda lastradas con peso. Y sin embargo los esfuerzos para descifrar su mensaje y encontrar el tesoro continúan a día de hoy (sin éxito).

Por supuesto, no hay forma de saber si a Levasseur le ataron las manos, así que podemos elegir qué creer. ¡De hecho, ni siquiera hay registros de que fuera ahorcado! Pero ésa es precisamente la magia de las historias, que trascienden la realidad y nos invitan a explorar otras posibilidades.

El Nossa Senhora do Cabo también existió. Fue un barco portugués, que en palabras del propio Taylor en el libro:

“Era un tesoro flotante. Transportaba tanto oro, plata, diamantes, perlas, monedas y obras de arte que era un milagro que no se hundiera bajo su propio peso. Trasladar el tesoro de sus bodegas a nuestros barcos nos costó cuatro días y cuatro noches de trabajo ininterrumpido.”

La verdadera historia de John Taylor y Oliver Levasseur

Por todo lo que sabemos, el ataque conjunto de Taylor y Levasseur al Nossa Senhora ocurrió mas o menos tal y como lo cuento, excepto por una pequeña licencia que me he permitido por motivos obvios: al parecer fue Levasseur quien capitaneaba el Victory, mientras que Taylor asumía el mando del Cassandra. Pero el juego de palabras entre Victor y Victory era demasiado tentador como para dejarlo pasar.

Es cierto que John Taylor navegó con Edward England, al que desterró en una isla para hacerse con su barco. Pero no hay un solo documento que sugiera que Taylor fuera el tipo de pirata que describo en el libro, y desde luego no se le conocía con el sobrenombre de El Mago. Aunque sí se cree que murió en Cuba, me temo que el parecido entre el personaje real y el de mi libro termina ahí.

¿Y la Cruz Ardiente de Goa? La descripción del Capitán Taylor en el libro está basada en textos reales, que han llegado hasta nuestros días:

“Un objeto de oro macizo de más de dos metros de altura, con piedras preciosas incrustadas como ampollas gigantes. Un objeto tan grande y pesado que fue necesaria la fuerza de varios de mis más robustos hombres para moverlo.”

Pero ¿existió de verdad un objeto tan increíblemente maravilloso? Quién sabe. Desgraciadamente casi todos los documentos de la época fueron destruidos durante el terremoto que devastó Lisboa en 1755, así que una vez más podemos elegir qué creer.

Lo cierto es que, Cruz o no Cruz, si el Nossa Senhora transportaba el tesoro del que hablan las historias, nadie sabe qué fue de él. Puede que la leyenda de Levasseur sea cierta, después de todo, y alguien lo encuentre un día. O quién sabe, quizá el tesoro siga escondido en alguna vieja mansión, en lo alto de un acantilado, y todo lo que necesitemos para comenzar su búsqueda sea un viejo mapa con una inscripción en latín:

Vigilate cum aliis oculis.

Imagen de Carlos Soler @csolink

OUR STORY

En La Mansión del Acantilado, tía Isabella también hace referencia al tesoro del Capitán Kidd. Este comenzó como corsario al servicio del rey William III de Inglaterra, que le dio permiso para atacar, destruir y saquear otros barcos de naciones que estuvieran en guerra con Inglaterra. Pero poco a poco el capitán Kidd comenzó a atacar barcos no enemigos, hasta que el 30 de enero de 1698 capturó el mercante indio Quedagh, que iba lleno de oro y plata. La noticia llegó pronto a Inglaterra y Kidd pasó de corsario a vulgar pirata. La diferencia la explica Hugo en el libro:

“Los piratas atacaban barcos en beneficio propio, y no estaban aliados con ninguna nación. Los corsarios, en cambio, actuaban en tiempos de guerra bajo el permiso de un rey."

En 1969 Kidd fue hecho prisionero, engañado por el gobernador de Massachusetts. Pero previendo la posibilidad de caer en una trampa, el Capitán Kidd escondió antes su tesoro, tal y como le cuenta tía Isabella a Hugo:

“Dirigiéndose a Nueva York, que entonces era una colonia inglesa, decidió esconder una parte de su fortuna con la esperanza de poder intercambiarla por un perdón oficial, pero no le salió bien. Fue capturado y enviado a Inglaterra, se le juzgó, y murió ahorcado

El tesoro del Capitán Kidd

Kidd enterró parte de su tesoro en la isla de Gardiner, cerca de Long Island, pero este fue recuperado poco después por las autoridades. Se dice que encontraron más de 200 lingotes de plata, una caja de plata esmaltada con incrustaciones de diamantes y nada menos que 67 rubíes. Sin embargo, eso pudo haber sido tan sólo una pequeña fracción de su fortuna. Se dice que el Capitán Kidd intentó sobornar al gobernador para que le dejaran escapar con la promesa de regresar con el resto de su tesoro, pero no tuvo éxito. Y cuando sus carceleros intentaron sonsacarle información sobre la localización del resto del tesoro, Kidd se limitó a decir que "nadie podría encontrarlo salvo él mismo".

Se desconoce si realmente existía un segundo tesoro, o si Kidd simplemente intentaba engañar a sus captores. El Capitán Kidd murió ahorcado el 23 de mayo de 1701.

Howard Pyle's Book of Pirates: Fiction, Fact & Fancy Concerning the Buccaneers & Marooners of the Spanish Main, Harper and Brothers